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jueves, 19 de abril de 2012

LA SIESTA

En el patio se acomoda
tras el festín celebrado.
Un olor a café cercano.
Un acumulado sopor.
Ni a los pájaros se escucha.
Es la hora de los sueños.
Hasta el estanque murmura
como sonido lejano.
El corazón no tiene prisa..
De su pecho cae su mano.
El cálido viento acaricia
su rostro ya relajado.
Hora apacible del dia,
la siesta del hacendado.
El sol baila entre los árboles
el dia se va terminando.

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